25 de octubre de 2010

La letra con sangre entra

Es un dicho popular, que afortunadamente hoy día está fuera de lugar, pero que antiguamente era cosa bastante común. Vean sino este cuadro de Goya que ilustra fehacientemente este hecho. En él podemos observar una pequeña escuela en la que el maestro que aparece sentado a la izquierda azota a un alumno con las nalgas al aire e inclinado para recibir el castigo.


Resulta indudable que los castigos físicos que a veces se infligían a los niños durante esas épocas llegaban a ser extremadamente fuertes y crueles, con lo que muy posiblemente en algún caso llegasen a producirse lesiones de cierta consideración. Así debió ocurrir en Ahigal de los Aceiteros a finales del siglo XIX. Lo deducimos de una pequeña noticia publicada en "La provincia" el 22 de Abril de 1891

Ha sido sobreseída la causa instruida contra el maestro de Ahigal de los Aceiteros, por lesiones graves á cierto niño de este pueblo.
La cosa no debió de ser un simple cachete o una bofetada. A pesar de la gravedad, el maestro se fue de "rositas" ¿Se imaginan la que se hubiese montado hoy día?