7 de noviembre de 2011

Sociedad de Obreros "Humanitaria Lumbralense"


En los albores del siglo XX comenzaron a proliferar las sociedades de obreros de uno y otro signo. Mientras que en algunas poblaciones, como Villavieja, uno de los motores de estas agrupaciones o sociedades fueron los partidos y sindicatos de tendencia socialista (había también una Sociedad de Socorros Mutuos que agrupaba a artesanos e industriales y que no era de esa tendencia), en otras localidades tuvieron una base progresista o liberal pero impregnada en muchos ocasiones por ideas religiosas, que se denominaron en muchos Círculos Católicos. En 1911 existía en Lumbrales una sociedad denominada "Humanitaria Lumbralense" que, a tenor de lo que vamos a transcribir posteriormente, es muy posible que correspondiese a este segundo tipo, aunque no tenemos certeza alguna de esa suposición. Fuesen lo que fueren, lo cierto es que todas ellas organizaban regularmente actos culturales, charlas, conferencias, escuelas de adultos, etc etc. Lo que sigue a continuación es la crónica de una serie de conferencias celebradas en Lumbrales en febrero de 1911. Se publicaba en el semanario "Avante" de Ciudad Rodrigo y decía así:

Las conferencias
La Junta directiva de la sociedad de obreros de esta villa denominada «Humanitaria Lumbralense», con un celo digno de elogio, ha vuelto en el presente año, a organizar una serie de conferencias en el «Teatro Artístico», que han estado animadísimas.
Fueron inauguradas por el joven letrado don Pedro Hernández Comerón, quien con oportunidad grandísima, trató de las causas que influyen en la manera de ser de los pueblos, para resistirse al cumplimiento de las leyes que tiendan a reformar las costumbres públicas, como son las vigentes ordenanzas municipales, que la autoridad local correspondiente se halla dispuesta a hacer cumplir a todos los Vecinos.
Después de definir el concepto de la palabra ley y el de la autoridad encargada de aplicarla, redujo a tres las causas que inducen a la resistencia pasiva, cuales son: la ignorancia en unos, en otros el falso concepto que se tiene de la autoridad y en los más, la falta de dignidad y amor al pueblo en que se nace y en donde se vive.
La labor del Sr. Hernández Comerón, hecha con sencilla y correcta frase y en tono familiar, fué muy aplaudida.
La segunda conferencia, dada por el joven é ilustrado coadjutor de esta parroquia D. Joaquín Román, hijo de esta localidad, versó sobre el progreso en sus diferentes aspectos.
Las grandes dotes oratorias que adornan al señor Román, los vastos conocimientos que posee, hicieron que su labor fuese un nuevo triunfo a los muchos que le esperan.
Su exordio, dedicando un saludo al obrero, fué un ramillete de brillantísimos párrafos cuajados de la más delicada poesía, que el público acogió con atronadores aplausos.
Sentimos no poder compendiar en los estrechos límites de una reseña periodística, cuánto de bueno expuso el conferenciante en el desarrollo de su tema, tanto para demostrar el ansia que siente el hombre por el progreso, cómo la diferencia que existe entre el falso y el verdadero. Adujo gran riqueza de datos históricos para comprobar que la religión católica ha sido en todos los tiempos la aurora y salvaguardia del verdadero progreso, moral, intelectual y materialmente considerado.
Tuvo el orador, momentos felicísimos de arrebatadora elocuencia, que repetidas veces interrumpió el auditorio con entusiastas aplausos. Pero al terminar, pidiendo para este su querido pueblo sirviese a todo viajero que nos visitase, como símbolo del progreso material, la estación del ferrocarril con la continua entrada y salida de los trenes y el incesante silbar de las locomotoras; como símbolo del progreso intelectual, los locales de escuelas que se proyectan construir con todas las condiciones higiénicas y pedagógicas que requieren los adelantos modernos; y por último, como símbolo del progreso moral y religioso, la esbelta cruz que se alza majestuosa sobre la soberbia torre de nuestro magnífico templo, escuchó el orador una verdadera salva de aplausos y las más entusiastas felicitaciones.
Fué el tercer conferenciante el joven farmacéutico de esta villa D. José Galván Fuentes, a quien tuvimos el gusto de oir por vez primera, siendo gratamente sorprendidos, por su notable trabajo y su calurosa elocuencia.
Trató de la higiene de los alimentos, haciendo un extenso y científico estudio de los principales elementos que constituyen aquellos y condiciones que han de tener para su alimentación humana.
La segunda parte de su discurso versó sobre la higiene de los mataderos y de los establecimientos destinados a la venta de carnes.
Trató por fin de las causas que influyen en la descomposición del agua, la leche y las carnes, medios científicos y prácticos para conocer cuando se hallan en mal estado y trastornos que pueden originar en el organismo humano.
Después de dar algunos sanos consejos sobre la desinfección de las ropas y las habitaciones, terminó pidiendo unión y confraternidad entre los obreros de la Humanitaria, escuchando calurosos aplausos.
El «Orfeón Lumbralense» amenizó estas conferencias, con escogidos números, que han sido muy aplaudidos.
Lumbrales 6 de Febrero de 1911
Chico.