7 de mayo de 2012

Escapando del Servicio militar...


En 1912 la situación en España no era muy buena que digamos. Una gran crisis económica propiciaba que cada día un buen número de españoles abandonase el territorio patrio para buscar allende los mares una nueva tierra prometida. Muchos de estos emigrantes lo constituían jóvenes en edad militar, que de esta forma escapaban de servir en el ejército, embarcado entonces en la sangrante y desdichada guerra de Marruecos. Claro que eso lo tenían que hacer burlando los controles de las autoridades españolas y muchos lo hacían pasando furtivamente la frontera portuguesa, con lo que se declaraban prófugos, y embarcando en ese país para dirigirse a algún país americano. En esta tesitura se promulgó una ley en la que se especificaban las tallas, pesos y medidas mínimas para que un mozo fuese declarado soldado. Y hecha la ley, hecha la trampa... Los mozos, desde que eran alistados hasta que eran tallados, disminuían de peso con una facilidad asombrosa. Vean como lo contaba El Adelanto el 18 de mayo de 1912:

Ofrecemos a nuestros lectores el resultado de la misma en los distritos de Béjar y Ciudad Rodrigo, cuyos partidos han terminado sus expedientes. Continúan los mozos utilizando sus recursos para alcanzar los mínimos correspondientes bien para rebasar el límite de la exclusión total ó cuando menos para ser incluidos en el cuadro de exclusiones temporales.
Esos procedimientos que enérgicamente condenamos en nombre del supremo interés de la patria y para evitar el vergonzoso espectáculo que va a ofrecer al mundo una generación esquilmada por la tuberculosis que un régimen brutal de alimentación deficiente tiene que originar, siguen y seguirán practicándose, si el Gobierno, con el estudio que seguramente hará del resultado que ofrezca la labor de todas las Comisiones Mixtas de España, no propone el urgente remedio que entendemos no es otro si no la modificación sustancial de los índices de proporciones y mejor la derogación de la ley. Si ha de predominar el ánimo de que subsista una ley de servicio militar obligatorio, saturado de principios democráticos, prescíndase en absoluto de tallas, pesos y medidas torácicas; sirvan los útiles todos a la patria y exclúyanse a los de imposibilidad física notoria, pues en este entender hasta las excepciones legáles deben suprimirse, quedando a cargo de los Ayuntamientos la manutención y cuidado de aquellos sexagenarios, viudas y huérfanos que según los casos, hubiera necesitado el auxilio del mozo cuyos servicios reclamase una ley verdaderamente general y obligatoria.
Los mozos del distrito de Béjar que han logrado ser excluidos, disminuyeron en peso desde el día de su clasificación en el Ayuntamiento respectivo, en proporciones desde dos hasta siete kilogramos, sobresaliendo en la mayor disminución Teodoro Antón López, de Ledrada, y su convecino Juan Rodríguez (siete kilos); Rafael López Díaz, de Colmenar, (seis kilos); Wenceslao Ruiz Díaz, de Guijo de Ávila (siete kilos); Enrique Castro Pérez, Francisco Holguín Peláez y otros varios de la ciudad de Béjar, que disminuyeron de cinco a siete kilos y así otros en el número y después se dirá pertenecientes a los demás pueblos del distrito cuyo resultado final es como sigue:
Mozos sorteados, 496.
Declarados soldados, 132.
Excluidos totalmente, 99.
Idem temporalmente, 41.
Exceptuados temporalmente, 33.
Prófugos, 98.
Pendientes de resolución y observación, 93.
Total, 496.

Igual ó parecido resultado ofrece el distrito de Ciudad Rodrigo y por iguales causas, habiendo batido el record de la disminución en el peso los pueblos de Agallas, Atalaya, Diosleguarde, Castillejo de Azaba, Cabrillas, Fuenteguinaldo, Maillo, Robleda y Tenebrón, siendo dignos de mencionarse a estos efectos, el mozo de Sepulcro Hilario, Santiago García Hernández, que disminuyó siete kilos en mes y medio; Gregorio Jorge Alfonso, igual cantidad; Casimiro Pedraza Huebra, de Sancti Spíritus, nueve kilos menos, y un Amadeo Hernández González, de Santa Olalla, que pesó diez kilogramos menos y obtuvo el mínimum para ser excluido totalmente del servicio militar. ¡Pueblos como Martín del Río, que con diez soldados alistados dio cinco exclusiones totales y los demás inútiles, acreditan lo bastante una ley que debe desaparecer antes de 1913 de la colección legislativa!
El resultado final de Ciudad Rodrigo, que como el de todos los demás rectificaremos después del día 20 de Junio, es como se expresa a continuación:
Alistados en todo el partido, 624.
Soldados, 185.
Excluidos totalmente, 145.
Idem temporales, 62.
Exceptuados temporalmente, 36.
Prófugos, 156.
Pendientes de observación y clasificación, 40.
Total, 624.
Ante datos tan desconsoladores, surge, sin embargo, una esperanza con el siguiente que apuntamos. En Gallegos de Argañán pueblo del distrito de Ciudad Rodrigo, las mozas se han juramentado para no admitir relaciones amorosas con ninguno de los solteros alistados que hayan sido declarados inútiles para el servicio militar. Esta afirmación, rigurosamente comprobada, podrá basarse en algún fundamento egoísta por parte de las interesadas, que de este modo evitarán el tener que casarse con hombres a quienes tendrían que mantener; pero es evidente que, de modo indirecto, favorecen, en aquel término, la aspiración patriótica del cumplimiento, por parte de todos, de un alto deber social, que fuera plausible se generalizara en esta desdichada nación, digna, por todos conceptos, de consideración y respeto en la convivencia mundial